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Luces de Progreso
Sabido es que la historia de la modernización abunda en metáforas de la luz. El sol radiante de la razón ha de penetrar las tinieblas de la superstición y hacer visible el desorden del mundo, para organizar por fin la sociedad conforme a unos criterios racionales. Pero esa supuesta razón es en verdad el irracionalismo social de la “economía separada”. En este contexto, la “luz de la ilustración” no es en modo alguno un mero símbolo alojado en el reino del pensamiento, sino que posee un sólido significado socio-económico.
La era del capitalismo pasó: la izquierda y la dialéctica sujeto-objeto del fetichismo moderno
“En tanto no consiga cuestionar los fundamentos del sistema, la izquierda seguirá desorientada, y si se aprovecha del ‘carro de la administración estatista de la crisis’ para proponer sus reformas sociales, descarrilará con él.”
Entrevista con Robert Kurz
La doble desvalorización del valor
El sistema, inherente al capital, de los desdoblamientos de la mercancía en valor y valor de uso, y del valor en mercancía y dinero, tiene que reproducirse necesariamente en la crisis y en su concepto. También la desvalorización del valor o la desubstanciación del capital es, por consiguiente, doble y se va abriendo camino tanto en el plano de la producción de mercancías (desvalorización del capital humano, del capital material y del capital mercancía), como en el plano del equivalente universal (desvalorización del medio de fin-en-si del dinero). Sin embargo, los diversos procesos de desvalorización no se desarrollan en las distintas etapas de la crisis de un modo continuo y uniforme, visto que el capital social global no ejecuta el movimiento de la crisis en cuanto tal de inmediato, chocando así con su límite, sino que esto ocurre empíricamente a través del movimiento de los capitales individuales en la superficie del mercado mundial.
Dominación sin sujeto (Segunda parte)
A primera vista podría parecer que, con el concepto de constitución del fetiche, no sólo el antiguo concepto subjetivo-ilustrado de dominación se volvería obsoleto, sino también el propio concepto de dominación en general. La destrucción del sujeto tendría entonces que ser aprehendida en el concepto de simple marioneta. Semejante abandono inmediato del concepto de dominación sería por así decir tácticamente inaceptable.
Dominación sin sujeto (Primera parte)
La reducción de la historia humana a una lucha infinita por «intereses» y «ventajas», librada por sujetos inmersos en un estéril egoísmo utilitario, simplemente recorta o distorsiona muchos fenómenos reales como para poder tener un valor explicativo decisivo. La idea de que todo lo que no se resuelve en el cálculo utilitario subjetivo es un mero envoltorio de «intereses» bajo formas religiosas o ideológicas, instituciones y tradiciones, se vuelve ridícula cuando el gasto real en esa supuesta envoltura supera en mucho el núcleo sustancial del presunto egoísmo. Muchas veces se debe decir más bien lo contrario: que los puntos de vista del egoísmo, si es que pueden ser reconocidos, representan un mero envoltorio o una mera exterioridad de «algo diferente» que se manifiesta en las instituciones y tradiciones sociales.
La ignorancia de la sociedad del conocimiento
Conocimiento es poder: he aquí un viejo lema de la filosofía burguesa moderna, que fue utilizado por el movimiento de los trabajadores europeos del siglo XIX. Antiguamente el conocimiento era visto como algo sagrado. Desde siempre los hombres se esforzaron por acumular y transmitir conocimientos. Al fin de cuentas, toda sociedad se define por el tipo de conocimiento de que dispone. Esto vale tanto para el conocimiento natural como para el religioso o la reflexión teórico-social. En la modernidad, el conocimiento es representado, por un lado, por el saber oficial, marcado por las ciencias naturales, y, por otro, por la «inteligencia libre-fluctuante» (Karl Mannheim) de la crítica social teórica. Desde el siglo XVIII predominan esas formas de conocimiento.
El neozapatismo como movimiento social
La jerga política encubre propósitos y fragmenta relaciones sociales; los conceptos pierden su contenido histórico, su desarrollo actual y se extravían en una maraña polisémica que crea guetos de interés. La falsa coherencia y comunicabilidad del discurso político no sólo encadena la dominación, sino que hace participar al conjunto de conglomerados sociales involucrados en la operación del sistema al lado de los que invocan propósitos de emancipación.
Eurolandia reducida a cenizas
Los estados están cada vez más enredados en las contradicciones de la política monetaria. Ya no parece posible soportar temporalmente la crisis económica mundial con déficits presupuestarios sin precedentes sin que con ello se vea cercana una recuperación autosostenible.
El empate de dos modelos económicos
El éxito de la revolución neoliberal consistió, como es sabido, en la creación de burbujas financieras sin precedentes, que alimentaron coyunturas globales de endeudamiento durante más de una década. Cuando la crisis financiera de 2008 puso fin a este periodo, la tempestad fue enorme.