De haraganes y barbarie: también los enanos empezaron pequeños
La mezquindad infame cultivada por el propio capitalismo ha prohijado este tipo de discursos, no hay distinción entre clases sociales, ni entre opresores y oprimidos, nos hunde en el odio tribal nacionalista, —malditos gringos, malditos ingleses, malditos franceses, fueron los norteamericanos, fueron los franceses—. No hay solidaridad entre pueblos, no hay empatía, no hay dolor, no hay humanidad. Porqué habríamos de sentir lástima por «los franceses» si ellos han invadido, bombardeado o saqueado, nos preguntan maliciosamente los promotores del odio inhumano que no están tan lejanos de aquellos que gritan desde el culo del megáfono del fascismo «malditos judíos» o «malditos musulmanes».