Comentaba previamente sobre un artículo de François Houtart publicado en La Jornada, en el cual pretendía convencernos que la abyección cristiana de Hugo Chávez no era algo malo y que esa influencia religiosa no era religiosa sólo porque sus enemigos eran de la alta jerarquía católica.
Derivado de esto reflexionaba anoche sobre qué clase de persona es capaz de ponerse de pie frente a una multitud y por medio del ingenio torcer los hechos, tergiversar la historia y plantear un escenario nuevo donde caben excusas y justificaciones, un escenario cuya construcción obedece a una lasciva tentativa de engañar y encubrir.
Este artículo redactado por François Houtart y publicado por el panfleto obradorista de La Jornada, es una excelente exposición de lo que es la deshonestidad intelectual.
En todo el artículo relata la ya conocida abyección de Hugo Chávez a la cristiandad, su ignorante creencia en los misterios religiosos, cómo sus políticas de gobierno eran inspiradas en el Nuevo Testamento de la Biblia, o cómo gobernaba con un crucifijo en la mano.
Nos sigue doliendo (la tragedia en la guardería); ojalá que se vayan animando un poquito a vivir la voluntad de Dios, que se vayan calmando los sentimientos, a tomar la vida con esperanza y buscando la manera de hacer justicia, pero también perdonar.
– Arzobispo de Saltillo, Ulises Macías Salcedo, durante una entrevista.
No existe una sola pieza de evidencia sobre la existencia de ese dios ni motivo alguno para creer en él, mucho menos al tenor de lo que ordena la doctrina cristiana.