La bipolaridad del pensamiento castrado
Ya antes he manifestado preocupación porque muchas personas se suman a cualquier movilización contra el gobierno sin mayor reflexión, ahora debo agregar que me encuentro muy decepcionado al ver cómo muchas personas además están hundidas en una desgracia de pensamiento bipolar sobre el mundo.
No me refiero a lo que comúnmente se señala como sinónimo de locura (estar tranquilo en un momento y eufórico al siguiente, o cambiar de opinión de forma drástica y contradictoria muchas veces consecutivas).
Quiero decir más bien a ver el mundo en dos polos únicos: bueno o malo, a favor o en contra, apoyar o atacar, bendecir o maldecir.
El mundo y especialmente las relaciones sociales son algo extraordinariamente complejo. Es lamentable que voluntariamente elijamos castrar nuestro intelecto, imaginación, capacidad de observación, análisis y crítica de las cosas a extremos erróneos pero sencillos de fabricar ante la pereza de detenerse a reflexionar más sobre las cosas.
A veces resulta frustrante ver las respuestas que hacen llegar a las largas exposiciones temáticas que escribo sobre ciertos debates públicos. Es triste la tergiversación que hacen de mis palabras para facilitar su encajonamiento en estructuras simplonas que encuadren en alguno de sus polos de comprensión. Es aburrido tener que repetir una y otra vez que no puedo refutar lo que me escriben porque no es sobre lo que yo escribí, sino sobre lo que deformaron para que cupiera en sus bidimensionales estructuras mentales.