Este tipo de eventos destapan muchas cosas, algunas más interesantes que otras, por supuesto.
Voy a descartar a la aristocracia clasemediera cristiana de Zamora, Michoacán, del grupo de defensores de la señora Rosa Verduzco, para poder observar a los que en otras geografías y otras historias de vida tienen enfrente de sí los testimonios, videos y fotografías de la inmundicia en la que tenía sometidos a los niños que por abusos judiciales le eran entregados.
No deja de preocuparme la facilidad con la que muchas personas se adhieren a cualquier manifestación contra el gobierno sin analizar absolutamente nada de lo que hay de ella. Pareciera que en realidad la causa no es lo relevante sino el enemigo contra el que se erigen. Cualquier pancarta alzada contra el gobierno es aplaudida sin importar lo que tenga escrito.
Y todo eso es muy peligroso porque accidentalmente nos toparemos con una movilización que involucre buscar justicia, pero usualmente el objetivo es espurio, como el caso de eso que llaman #YoSoy17