Ha golpeado al avispero de la reacción el cobarde y monstruoso ataque armado del pasado 7 de enero de 2015 a la redacción de la pequeña revista francesa de sátira caricaturizada Charlie Hebdo en donde fueron heridas 11 personas y asesinaron a 10 integrantes del equipo, un escolta y un uniformado de la policía parisina.
![Oficinas de Charlie Hebdo tras el ataque](http://localhost:8000/wp-content/uploads/2016/03/10897778_870767486318733_4545992629524763366_n-1.jpg)Oficinas de Charlie Hebdo tras el ataqueLa premura con la que muchos sectores en todo el mundo se han pronunciado ante el evento es una revelación espontánea del estado de estancamiento y pudrición de la filosofía moderna que hace prácticamente indistinguibles los discursos de la izquierda de los de la derecha.
En los últimos días ha habido un gran alboroto en los Estados Unidos a raíz de entrevistas en CNN al estudioso de temas religiosos Reza Aslan (se atreve a decir que la mutilación de genitales femeninos en Somalia es un “problema africano” y no un problema de la práctica del Islam), y por una discusión entre el conductor Bill Maher y el filósofo Sam Harris contra el actor Ben Affleck (quien dice que hablar mal del Islam es “racismo“) en el canal HBO.
Salman Rushdie es uno de los más importantes escritores de nuestro tiempo y quizás de los más detestados por los cardúmenes de pirañas envidiosas que nadan alrededor del mundo de la literatura, pero esas criaturas no son de temer. El mayor peligro que enfrenta el escritor es el que promulgó en 1998 el ahora extinto Ayatollah Ruhollah Komeini, quien fue el máximo líder político y religioso de la revolución islámica en Irán (1979), una fatua o sentencia que ordenaba a todo fiel musulmán en cualquier parte del mundo asesinar a Rushdie y a sus editores.
Conocí a Itzu Weiss en casa de unos buenos amigos en Cuernavaca hace ya bastantes años a donde acudí con motivo de una plática en la que participé para presentar una recopilación de testimonios de algunos de los supervivientes del Holocausto que vivían refugiados en México.
Ella nació en lo que ahora conocemos como Rumanía, en la región de Transilvania, con mucho humor y buenos resultados impresionaba a los asistentes más jóvenes diciéndoles que era descendiente del Conde Drácula.
Son extraordinarias las ocasiones en las que me he encontrado interpretando el papel de abogado del diablo, señor Juez, y ésta en particular, debo confesar ante su ilustrada presencia, es una que ejecuto con particular entusiasmo.
De pie saludo respetuosamente a los espectadores en la tribuna que ingenuamente creen que son otros y no ellos a quienes deben temblar las rodillas por el esfuerzo de mantenerse estáticos al borde de la viga que los sostiene sobre el vacío, pero solo temporalmente antes que la soga que tienen enredada al cuello sustituya violentamente dicha función.