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La ascensión del dinero a los cielos – Segunda parte
Es verdad que la sociedad moderna es considerada en general como una “sociedad del trabajo” o una “sociedad del lucro”, y es indiscutible que el trabajo y el rendimiento monetario son, al final de cuentas, idénticos. Pero este nexo lógico sólo es comprendido en una concepción sociológica banal o presentado como una especie de postulado moral –por ejemplo, en las ideologías del “trabajo honesto”–, al mismo tiempo que la necesidad económica de una coincidencia de estas dos formas fenoménicas del proceso de valorización no se considera plausible. A través de las formas de mediación entre trabajo y dinero, nada fáciles de reconocer y cada vez más complejas en el transcurso de la modernización, nace la ilusión de que el dinero puede desarrollarse independientemente de su sustancia abstracta, constituida por el trabajo.
La ascensión del dinero a los cielos – Primera parte
Es verdad que la sociedad moderna es considerada en general como una «sociedad del trabajo» o una «sociedad del lucro», y es indiscutible que el trabajo y el rendimiento monetario son, al final de cuentas, idénticos. Pero este nexo lógico sólo es comprendido en una concepción sociológica banal o presentado como una especie de postulado moral –por ejemplo, en las ideologías del «trabajo honesto»–, al mismo tiempo que la necesidad económica de una coincidencia de estas dos formas fenoménicas del proceso de valorización no se considera plausible. A través de las formas de mediación entre trabajo y dinero, nada fáciles de reconocer y cada vez más complejas en el transcurso de la modernización, nace la ilusión de que el dinero puede desarrollarse independientemente de su sustancia abstracta, constituida por el trabajo.
Las lecturas de Marx en el siglo XXI
Quien fue considerado muerto está más vivo que nunca. En su calidad de teórico activo y crítico, Karl Marx fue dado ya por muerto más de una vez, pero siempre consiguió escapar de la muerte histórica y teórica. Tal hecho se debe a un motivo: la teoría marxista sólo puede morir en paz junto con su objeto, o sea, con el modo de producción capitalista. Este sistema social, «objetivamente» cínico, desborda de comportamientos tan insolentes impuestos a los seres humanos, produce junto a una riqueza obscena e insípida una pobreza en masa de tal dimensión, está marcado en su dinámica de furia ciega por la potenciación de catástrofes tan increíbles, que su simple supervivencia hace que, inevitablemente, resurjan siempre temas y pensamientos de crítica radical. A su vez, el punto esencial de esa crítica consiste en la teoría crítica de aquel Karl Marx que, hace casi 150 años, analizara ya, sin ser superado, la lógica destructiva del proceso de acumulación capitalista en sus fundamentos.
La guerra de ordenamiento mundial: Introducción
Para poder llegar a comprender lo que parece incomprensible es necesario adoptar –muy al contrario de la ideología pragmática de las élites funcionales en ejercicio que hoy, en verdad, ya sólo ejecutan la pretensión totalitaria de la economía sobre el mundo– una posición muy poco en boga de distancia y crítica radical. Sólo a partir de esta posición se hace posible reconocer como tales los procesos de descomposición y de autodestrucción del sistema mundial, analizar todas estas correlaciones en la respectiva dimensión histórica y, al mismo tiempo, documentarlas como el límite de la dinámica capitalista con la que nos enfrentamos en la actualidad.
El origen destructivo del capitalismo
La moderna democracia de Occidente es incapaz de ocultar el hecho de que es heredera da la dictadura militar y armamentista del inicio de la modernidad –y ello no sólo en la esfera tecnológica, sino también en su estructura social. Bajo la delgada superficie de los rituales de votación y de los discursos políticos, encontramos el monstruo de un aparato que administra y disciplina de manera continua al ciudadano aparentemente libre del Estado en nombre de la economía monetaria total y de la economía de guerra a ella vinculada hasta hoy. En ninguna sociedad de la historia hubo un porcentaje tan grande de funcionarios públicos y de administradores de recursos humanos, soldados y policías; ninguna despilfarró una parte tan grande de sus recursos en armamentos y ejércitos.
La guerra de ordenamiento mundial: Las metamorfosis del imperialismo
En el mundo del moderno sistema productor de mercancías la política es solo la continuación de la competencia económica por otros medios, como la guerra (de acuerdo con una frase de Clausewitz) es la continuación de la política por otros medios. Esta identidad armonizada entre competencia, política y guerra es la que implica la lucha por la hegemonía planetaria y escribe la historia del capitalismo.
¡Fuera holgazanas!
Hasta los años 80, el discurso feminista se apoyaba en una crítica social que tenía su raíz en el pensamiento marxista. En su centro se encontraba ante todo la dimensión “olvidada” del “trabajo doméstico”. En los 90, en cambio, surgían las teorías postmodernas-deconstructivistas que ya no se preocupaban del tema del trabajo y que proclamaban el juego, supuestamente subversivo, con las identidades de los géneros, a pesar de los ya manifiestos problemas sociales provocados por la “crisis de la sociedad del trabajo”.
Luces de Progreso
Sabido es que la historia de la modernización abunda en metáforas de la luz. El sol radiante de la razón ha de penetrar las tinieblas de la superstición y hacer visible el desorden del mundo, para organizar por fin la sociedad conforme a unos criterios racionales. Pero esa supuesta razón es en verdad el irracionalismo social de la “economía separada”. En este contexto, la “luz de la ilustración” no es en modo alguno un mero símbolo alojado en el reino del pensamiento, sino que posee un sólido significado socio-económico.
La era del capitalismo pasó: la izquierda y la dialéctica sujeto-objeto del fetichismo moderno
“En tanto no consiga cuestionar los fundamentos del sistema, la izquierda seguirá desorientada, y si se aprovecha del ‘carro de la administración estatista de la crisis’ para proponer sus reformas sociales, descarrilará con él.”
Entrevista con Robert Kurz