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MARX 2000. La importancia de una teoría dada por muerta para el siglo XXI
La teoría de Marx no representa una teoría positiva de la “construcción del socialismo”, sino muy al contrario una teoría negativa de las crisis del sistema productor de mercancías. Frente al Marx “exotérico” del movimiento obrero y la lucha de clases es preciso reivindicar la actualidad de un Marx “esotérico” crítico del fetichismo, del trabajo abstracto y de la forma valor que definen el sistema productor de mercancías. El objetivo de una teoría crítica del capitalismo es acabar con la autonomización de ambos y del proceso de valorización que ha entronizado al “sujeto automático” que amenaza arrastrar en su caída a la sociedad y su reproducción.
Las lecturas de Marx en el siglo XXI
Quien fue considerado muerto está más vivo que nunca. En su calidad de teórico activo y crítico, Karl Marx fue dado ya por muerto más de una vez, pero siempre consiguió escapar de la muerte histórica y teórica. Tal hecho se debe a un motivo: la teoría marxista sólo puede morir en paz junto con su objeto, o sea, con el modo de producción capitalista. Este sistema social, «objetivamente» cínico, desborda de comportamientos tan insolentes impuestos a los seres humanos, produce junto a una riqueza obscena e insípida una pobreza en masa de tal dimensión, está marcado en su dinámica de furia ciega por la potenciación de catástrofes tan increíbles, que su simple supervivencia hace que, inevitablemente, resurjan siempre temas y pensamientos de crítica radical. A su vez, el punto esencial de esa crítica consiste en la teoría crítica de aquel Karl Marx que, hace casi 150 años, analizara ya, sin ser superado, la lógica destructiva del proceso de acumulación capitalista en sus fundamentos.
Reglas para el Parque Humano
Los libros, dijo una vez el poeta Jean Paul, son voluminosas cartas a los amigos. Con esta frase llamó él por su nombre de modo refinado y elegante a lo que es la esencia y función del Humanismo: una telecomunicación fundadora de amistad por medio de la escritura. Lo que se llama ‘humanitas’ desde los días de Cicerón, pertenece en sentido tanto estricto como amplio a las consecuencias de la alfabetización. Desde que existe la filosofía como género literario, recluta ella a sus adeptos por este medio, escribiendo de modo contagioso sobre el amor y la amistad.
Dominación sin sujeto (Segunda parte)
A primera vista podría parecer que, con el concepto de constitución del fetiche, no sólo el antiguo concepto subjetivo-ilustrado de dominación se volvería obsoleto, sino también el propio concepto de dominación en general. La destrucción del sujeto tendría entonces que ser aprehendida en el concepto de simple marioneta. Semejante abandono inmediato del concepto de dominación sería por así decir tácticamente inaceptable.
Dominación sin sujeto (Primera parte)
La reducción de la historia humana a una lucha infinita por «intereses» y «ventajas», librada por sujetos inmersos en un estéril egoísmo utilitario, simplemente recorta o distorsiona muchos fenómenos reales como para poder tener un valor explicativo decisivo. La idea de que todo lo que no se resuelve en el cálculo utilitario subjetivo es un mero envoltorio de «intereses» bajo formas religiosas o ideológicas, instituciones y tradiciones, se vuelve ridícula cuando el gasto real en esa supuesta envoltura supera en mucho el núcleo sustancial del presunto egoísmo. Muchas veces se debe decir más bien lo contrario: que los puntos de vista del egoísmo, si es que pueden ser reconocidos, representan un mero envoltorio o una mera exterioridad de «algo diferente» que se manifiesta en las instituciones y tradiciones sociales.
La ignorancia de la sociedad del conocimiento
Conocimiento es poder: he aquí un viejo lema de la filosofía burguesa moderna, que fue utilizado por el movimiento de los trabajadores europeos del siglo XIX. Antiguamente el conocimiento era visto como algo sagrado. Desde siempre los hombres se esforzaron por acumular y transmitir conocimientos. Al fin de cuentas, toda sociedad se define por el tipo de conocimiento de que dispone. Esto vale tanto para el conocimiento natural como para el religioso o la reflexión teórico-social. En la modernidad, el conocimiento es representado, por un lado, por el saber oficial, marcado por las ciencias naturales, y, por otro, por la «inteligencia libre-fluctuante» (Karl Mannheim) de la crítica social teórica. Desde el siglo XVIII predominan esas formas de conocimiento.
El neozapatismo como movimiento social
La jerga política encubre propósitos y fragmenta relaciones sociales; los conceptos pierden su contenido histórico, su desarrollo actual y se extravían en una maraña polisémica que crea guetos de interés. La falsa coherencia y comunicabilidad del discurso político no sólo encadena la dominación, sino que hace participar al conjunto de conglomerados sociales involucrados en la operación del sistema al lado de los que invocan propósitos de emancipación.
El empate de dos modelos económicos
El éxito de la revolución neoliberal consistió, como es sabido, en la creación de burbujas financieras sin precedentes, que alimentaron coyunturas globales de endeudamiento durante más de una década. Cuando la crisis financiera de 2008 puso fin a este periodo, la tempestad fue enorme.
Las sutilezas metafísicas de la mercancía
Mi intervención será bastante distinta de las otras que aquí se lean. Presentarse a un debate sobre la mercancía para polemizar contra la existencia misma de la mercancía puede parecer tan sensato como acudir a un congreso de físicos para protestar contra la existencia del magnetismo o de la gravedad.
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